2. Novena de la Divina Misericordia

Esta plegaria reúne los cuatro fines del sacrificio de la Misa: la expiación, la petición, la acción de gracias y la alabanza. La expiación de los pecados cometidos, incluso de las negligencias en el divino servicio y de los deberes omitidos, comprende toda la deficiencia humana. También la petición del divino auxilio para hacer la voluntad de Dios y no sucumbir a las tentaciones abarca cuanto podemos y debemos pedir para provecho del alma. Nuestra expiación y súplica, al elevarlas al Padre en unión con las de Cristo Jesús como miembros suyos que realmente somos, consiguen infaliblemente su efecto. Propiamente hablando, es Jesús Padre no puede menos de agradarse infinitamente en esta expiación y petición de su Hijo muy amado. El fin expiatorio y el impetratorio son propios del sacrifico de Cristo en cuanto se ofrece en el tiempo. Cesan en la Eternidad, después de la consumación de todas las cosas. Entonces sólo quedará la acción de gracias y la alabanza, el fin eucarístico y el fin latréutico. Un cántico de acción de gracias y de alabanza imperecedera será la vida eterna de los moradores del cielo. Jesús es quien en ellos y por ellos alaba y da gracias al Padre. Al ofrecer el sacrificio de nuestros altares, y en la unión espiritual al mismo, el alma cristiana debe hacer que Jesús sea su alabanza, su acción de gracias; Jesús, abrasado en el fuego del Espíritu Santo; Jesús ofrecido al Padre a través del medio excelentísimo del Inmaculado Corazón de María. De esta suerte comienza el alma ya en el tiempo su vida de Eternidad. Con esta plegaria Cristo Jesús lo es todo en el cristiano, que encuentra en el sacrificio del Salvador su riqueza, su confianza, su apoyo y su gozo.

Oración para todos los días

Plegaria de unión al Sacrificio de Cristo Jesús
¡Señor, Dios, Padre Todopoderoso! Por medio del Corazón Inmaculado de María, yo te ofrezco a Jesús, tu Hijo muy amado, abrasado por el fuego del Espíritu Santo, con las alabanzas que te tributa, su acción de gracias, peticiones y expiaciones; para que el mismo Jesús sea mi alabanza ante el trono de tu majestad, mi acción de gracias por los beneficios que tu mano derrama, mi petición del auxilio necesario para no sucumbir a la tentación y hacer siempre tu santa voluntad, y mi expiación por todos mis pecados, negligencias y omisiones. No mires, Señor, mi gran indignidad, sino el precio infinito de lo que te ofrezco: tu mismo Hijo abrasado por el fuego del Espíritu Santo, y el medio por el que te lo ofrezco, el Inmaculado Corazón de María. Amén.


Acto de Consagración a Jesús Misericordioso
Oh Jesús misericordioso, tu bondad es infinita y los tesoros de tu gracia son inagotables. Me abandono a tu Misericordia que sobrepuja a todas tus obras, me consagro enteramente a Tí, para vivir bajo los rayos de tu gracia y de tu Amor, que brotaron de tu Corazón traspasado en la Cruz. Quiero dar a conocer tu Misericordia por medio de las obras de misericordia corporales y espirituales, especialmente con los pecadores, consolando y asistiendo a los pobres afligidos y enfermos. Mas, tú me protegerás como cosa tuya, pues todo lo temo de mi debilidad y todo lo espero de tu Misericordia. Que toda la humanidad comprenda el abismo insondable de tu Misericordia, a fin de que poniendo toda su esperanza en ella, pueda ensalzarla por toda la eternidad. Amén.

Día Primero

- Plegaria de Unión al sacrificio de Cristo Jesús.

PALABRAS DE NUESTRO SEÑOR: «Hoy, tráeme la humanidad entera, especialmente a los pecadores y sumérgelos en el océano de mi Misericordia. Así endulzarás la amargura que tengo por la pérdida de las almas».
Oh Misericordioso Jesús, cuyas principales prerrogativas son la Misericordia y el Perdón, no mires nuestros pecados sino la esperanza que tenemos en tu infinita bondad; tómanos bajo la protección de tu Misericordioso Corazón a todos y no rechaces a ninguno. Te lo rogamos por el amor que te une al Padre y al Espíritu Santo, en la unidad de la Santísima e inescrutable Trinidad.
Y tú, oh Padre Eterno, mira con los ojos de tu Misericordia a toda la humanidad y, sobre todo, a los pobres hijos tuyos, cuya única esperanza es el Corazón Misericordioso de tu Hijo y Señor Nuestro, Jesucristo. Por los méritos de su dolorosa Pasión, derrama sobre nosotros tu misericordia, a fin de que glorifiquemos por todos los siglos tu bondad y tu omnipotencia. Amén.

- Una Coronilla.
- Acto de Consagración a Jesús Misericordioso.

Día Segundo

- Plegaria de Unión al Sacrificio de Cristo Jesús.

PALABRAS DE NUESTRO SEÑOR: «Hoy tráeme las almas de los sacerdotes y religiosos y sumérgelos en mi insondable Misericordia. Fueron ellos los que me dieron fuerza para soportar mi Dolorosa Pasión. Por medio de ellos, como a través de canales, mi Misericordia fluye sobre la humanidad». Oh misericordioso Jesús, fuente de todo bien acrecienta la gracia en las almas de los sacerdotes y religiosos, a fin de que puedan cumplir con decoro y con frutos sus deberes en tu viña. Haz que ellos con la palabra y con el ejemplo conduzcan a todos los hombres a honrar a tu Divina Misericordia. Y tú, oh Padre Eterno, mira con ojos de misericordia las filas de aquéllos que trabajan en tu viña, las almas de los sacerdotes, de los religiosos y religiosas que son objeto de la predilección especial de tu Hijo y Señor Nuestro, Jesucristo. Protégelos con la fuerza de tu bendición y concédeles tu luz, de manera que llenos de celo guíen a los fieles por el camino de la salvación y les transmitan tu Misericordia. Amén.

- Una Coronilla.
- Acto de Consagración a Jesús Misericordioso.

Día Tercero

- Plegaria de Unión al Sacrificio de Cristo Jesús.

PALABRAS DE NUESTRO SEÑOR: «Hoy tráeme todas las almas fieles y piadosas; sumérgelas en el océano de mi Misericordia. Ellas me han consolado a lo largo de la vía del Calvario; ellas fueron una gota de consuelo, en medio de un océano de amarguras». Oh Misericordioso Jesús, que derramas sobre todos los hombres copiosas gracias que proceden del tesoro de la Divina Misericordia, acoge a todos los fieles cristianos bajo la protección de tu Corazón misericordioso y no rechaces a ninguno. Te lo rogamos por el Amor que te une con el Padre y el Espíritu Santo en la unidad de la santa e inescrutable Trinidad. Y tú, oh Padre Eterno, mira con los ojos de tu Misericordia las almas de los fieles y, por la dolorosa Pasión de tu Hijo, dales tu bendición sosteniéndolos con tu constante protección. Haz que no pierdan jamás tu amor y el tesoro de la santa fe, sino que exalten tu Divina Misericordia, juntamente con el ejército de Ángeles y Santos. Amén.

- Una Coronilla.
- Acto de Consagración a Jesús Misericordioso.

Día Cuarto

- Plegaria de Unión al Sacrificio de Cristo Jesús.

PALABRAS DE NUESTRO SEÑOR: «Hoy tráeme a los que no creen en mí y a los que no me conocen todavía. En mi amarga Pasión he pensado también en ellos y su futuro fervor consolaba mi Corazón. Sumérgelos ahora en el océano de mi Misericordia». Oh misericordioso Jesús, que eres la luz del mundo, acoge bajo la protección de tu Corazón Misericordioso a las almas de los paganos y de los infieles que todavía no te conocen. Haz que un rayo de tu gracia los ilumine, para que con nosotros, también ellos exalten las maravillas de tu Misericordia por toda la eternidad. Y tú, oh Padre Eterno, mira con ojos de misericordia las almas de los paganos e infieles que no conocen aún el Corazón misericordioso de tu Hijo y Señor Nuestro, Jesucristo. Ilumínalas con la luz del santo Evangelio, a fin que comprendan la felicidad que es amarte y exaltar tu Misericordia por toda la eternidad. Amén.

- Una Coronilla.
- Acto de Consagración a Jesús Misericordioso.

Día Quinto

- Plegaria de Unión al Sacrificio de Cristo Jesús.

PALABRAS DE NUESTRO SEÑOR: «Hoy tráeme las almas de los hermanos separados y sumérgelas en el océano de mi Misericordia. Son aquellas que en mi amarga agonía desgarraron mi Cuerpo y mi Corazón, es decir, mi Iglesia. Pero a medida que se reincorporan a ella, sanan mis heridas, y de este modo sirven de bálsamo a mi Pasión». Oh misericordioso Jesús, que eres la misma bondad y no rehúsas tu luz a quien confiando en ti la implora; toma, bajo la protección de tu misericordioso Corazón, las almas de los herejes y cismáticos, dales la luz de tu gracia a fin de que se incorporen al seno de la santa Iglesia para que junto con nosotros exalten tu liberalísima Misericordia por toda la eternidad.
Eterno Padre, mira con ojos de Misericordia las almas de aquéllos que están lejos de la verdadera fe y viven en el error, obstinándose en sus errores. No mires, Señor, su malicia; recuerda el amor de tu Hijo y su dolorosa Pasión, en el cual con tanto fervor te pedía: «Que sean todos una sola cosa… (Juan, 17, 12). Haz que estas almas vuelvan pronto a la santa Unidad, para que juntamente con nosotros glorifiquen tu Misericordia por los siglos de los siglos.

- Una Coronilla.
- Acto de Consagración a Jesús Misericordioso.

Día Sexto

- Plegaria de Unión al Sacrificio de Cristo Jesús.

PALABRAS DE NUESTRO SEÑOR: «Hoy tráeme las almas de los niños y de los mansos y humildes como ellos; sumérgelos en mi Misericordia. Se asemejan a mi Corazón y ellas son las que me dieron fuerza en mi dolorosa agonía. Las he visto entonces como ángeles terrestres, velando junto a mis altares. Sobre ellas derramo los ríos de mis gracias, porque sólo el alma humilde es capaz de recibir mi gracia. Honro a las almas humildes con mi Confianza».
Oh misericordioso Jesús, tú que me has dicho: «aprended de Mí, que soy manso y humilde de corazón», acoge bajo la protección de tu misericordiosísimo Corazón las almas de los niños, y de aquellos que, hechos mansos y humildes, se asemejan a ellos. Florezcan ante el Padre Celestial como flores perfumadas que alegren el cielo. Haz que estas almas permanezcan firmes en tu Corazón y exalten tu Misericordia por toda la eternidad.
Y tú, oh Padre Eterno, mira con ojos de Misericordia a los niños y a las almas mansas y humildes que son más semejantes a tu amado Hijo y que con el perfume de sus virtudes alegran tu trono. Te rogamos, por el gozo que ellas te dan, les concedas tu bendición, extendiéndola al mundo entero, para así poder exaltar tu Misericordia por toda la eternidad. Amén.

- Una Coronilla.
- Acto de Consagración a Jesús Misericordioso.

Día Séptimo

- Plegaria de Unión al Sacrificio de Cristo Jesús.

PALABRAS DE NUESTRO SEÑOR: «Hoy tráeme las almas que honran y glorifican de manera particular mi Misericordia. Estas almas participan de los sufrimientos de mi Pasión y penetran más profundamente en mi Espíritu. Ellas son vivo reflejo de mi Corazón Misericordioso. En la eternidad estas almas brillarán con un resplandor particular y ninguna de ellas irá al infierno. Cada una tendrá mi asistencia en la hora de la muerte». Oh Jesús misericordioso, tu Corazón lleno de compasión es el mismo Amor. Acoge bajo la protección de tu misericordioso Corazón a las almas que se han dedicado particularmente a la adoración de la Divina Misericordia, exaltando sus grandezas. Asiste a las almas que toman todas sus fuerzas de la gracia divina, y que unidas a ti, en el dolor y en la prueba quieren llevar sobre sus débiles hombros el enorme peso del mal que ha afligido a la humanidad entera. Concédeles el don de la perseverancia, de la fortaleza y de la paciencia.
Y tú, oh Padre Eterno, mira con ojos de misericordia las almas de aquéllos que con especial celo la adoran, y que, con palabras y obras, te glorifican e imitan siendo misericordiosos con sus pobres hermanos; te rogamos concedas a estas almas, que, llenas de esperanza recurren a ti, la inmensa gracia de tu Misericordia, según tu promesa de «protegerlos en todas partes como tu propia gloria, siempre y especialmente en la hora de la muerte». Amén.

- Una Coronilla.
- Acto de Consagración a Jesús Misericordioso.

Día Octavo

- Plegaria de Unión al Sacrificio de Cristo Jesús.

PALABRAS DE NUESTRO SEÑOR: «Hoy tráeme las almas que se encuentran en el Purgatorio y sumérgelas en el abismo de mi Misericordia, para que los torrentes de mi Sangre alivien sus sufrimientos. Todas estas pobres almas están en mi Corazón mientras satisfacen a la Justicia Divina. Vosotros tenéis la posibilidad de llevar a ellas un alivio. Saca todas las indulgencias del tesoro de mi Iglesia y ofrécelas por ellas. ¡Oh! si vosotros conocierais sus tormentos, no dejaríais de ofrecer a ellas la limosna de vuestras oraciones y de pagar sus deudas que tienen con mi Justicia». Oh misericordioso Jesús, que has dicho: «Sed misericordiosos como lo es mi Padre que está en los cielos»; toma bajo la protección de tu Corazón misericordioso a las almas del Purgatorio. Que los torrentes de Sangre y Agua que brotaron de tu Corazón misericordioso apaguen las llamas del Purgatorio, a fin de que también allí sea alabada la infinita potencia de tu Misericordia. Y tú, oh Padre Eterno, mira con ojos de Misericordia a las pobres almas del Purgatorio; por la dolorosa Pasión de Jesucristo nuestro Salvador y por la amargura que en aquellas horas llenó su Sacratísimo Corazón demuestra tu Misericordia con aquéllos que están sujetos a tu justa cólera. Te rogamos mires a estas almas sólo a través de las llagas de tu amadísimo Hijo y Señor nuestro, Jesucristo, cuya Misericordia sobrepuja a la Justicia. Amén.

- Una Coronilla.
- Acto de Consagración a Jesús Misericordioso.

Día Noveno

- Plegaria de Unión al Sacrificio de Cristo Jesús.

PALABRAS DE NUESTRO SEÑOR: «Hoy tráeme las almas tibias y sumérgelas en el océano de mi Misericordia. Estas almas hieren más dolorosamente mi Corazón. En el Jardín de los Olivos, éstas me inspiraron la más grande repugnancia y me arrancaron este lamento: ¡Padre, si quieres, aparta de mí este cáliz; pero no se haga mi voluntad sino la tuya! (Lc. 22,24). Para ellas la última tabla de salvación es recurrir a mi Misericordia».
Oh misericordioso Jesús, que eres la Bondad misma, acoge bajo la protección de tu Corazón misericordioso a todas las almas tibias, que, semejantes a cadáveres en putrefacción te llenaron de horrores en Getsemaní. Derrite el hielo de estas almas con el fuego de tu purísimo Amor, para que puedan ellas exaltar tu Misericordia por toda la eternidad. Y tú, oh Padre Eterno, mira con ojos de Misericordia las almas tibias, que en Getsemaní arrancaron al piadosísimo Corazón de tu Hijo el doloroso lamento: «Pase de mí este cáliz». Por la amarga Pasión de tu muy amado Hijo y Señor nuestro, Jesucristo, y por su agonía en la Cruz, te rogamos las inflames con nuevo celo por tu gloria; derrama en sus corazones el verdadero amor, para que, haciendo obras de misericordia aquí en la tierra, puedan exaltar tu Divina Misericordia por toda la eternidad. Amén.

- Una Coronilla.
- Acto de Consagración a Jesús Misericordioso.